I solemny swear that I am up to no good

Aún recuerdo la primera vez que lo ví, tengo que confesar que no fue amor a primera vista. Llegó a mi casa un 22 de Octubre, era el cumpleaños de mi hermano. En aquel momento nadie esperaba que había venido para quedarse. Con el tiempo se hizo muy amigo de mi hermano mayor y le encantaba estar con mi padre, él y yo no nos prestábamos mucha atención. Allí estaba él, a veces en el salón, de vez en cuando en alguna habitación, se le veía poco en la cocina, pero casi siempre estaba cerca de la librería.
Mi hermano y mi padre se lo turnaban, querían estar siempre con él, por esa razón me empecé a fijar en él, de vez en cuando le miraba pero nunca demasiado. Le observaba solo a lo lejos o nos mirábamos sin hablar, pero en el fondo él me suplicaba que le conociese, que me acercase a él, que le tocase con cuidado, que me enamorase de todo lo que tenía que contarme. ¡Yo solo tenia diez años! Era una niña y al principio todo lo que me contaba me parecía tan aburrido. Nunca pensé que lo nuestro llegaría tan lejos, que después de unos años no podría dejarle ir, que reiría con él durante horas, que lloraría con él, que nos quedaríamos hasta las tantas de la noche despiertos mientras él me contaba sus historias, que me daría miedo ir al baño por las historias que contaba, que desearía siempre más amor, más amistad, que en momentos precisos (sobre todo aquel verano) no tendría paciencia para esperarle y estaría con otro. Pero él siempre volvía, para consolarme, para hacerme feliz, de vez en cuando mis amigas se enfadaban, me decían que pasaba mas tiempo con él que con ellas, eso no lo soportaban.
Renuncié a horas de sueño por él, sabiendo que algún día, él me dejaría, intentaba consolarme con su mirada, me decía que siempre estaría allí, para siempre, pero yo sabía que no sería lo mismo. Habíamos crecido juntos y yo sinceramente le echaría tanto de menos, no podría soportar el final, la despedida...
Tenía diez años la primera vez que abrí aquel libro, "Harry Potter" se llamaba y con él he crecido, con él he vivido y sin dudarlo estará por siempre allí. Me acompañará, me marcó a mi y a muchos otros.
Hoy tengo diecinueve años y poco a poco con dolor y mucha prisa le he dicho adiós.