Tenía aproximadamente seis años (que pequeñez) y hacía el mismo recorrido a la escuela todos los días. Aquel era mi momento con papá, él nos llevaba a mi y a mis hermanos al colegio. Un día por aquel entonces le pregunté:-Si fueses inventor, ¿qué inventarías tú?
Después de unos instantes con el ceño fruncido el respondió:
-Creo, que si yo fuese inventor, inventaría un transportador de materia.
En esos momentos con el me sentía tan mayor, recuerdo que me daba la mano y entonces su tiempo era mío. Hablabamos de cuales eran las posibilidades de un transportador de materia y de como tendría que funcionar una maquina de ese tipo y por supuesto a que lugares nos llevaría (a Holanda, por ejemplo). Con el tiempo también inventamos en nuestros paseos un chip de la obediencia (creo que ese lo quería para mi hermano mayor), una maquina del tiempo y muchas otras cosas que poco a poco he ido olvidando.
Deseaba ser mayor para poder ser inventora e inventar un transportador de materia y encontrar orgullo en sus ojos.
A los diecisiete años descubrí que el transportador de materia era posiblemente un invento imposible, pero el orgullo en sus ojos lo he encontrado, por ser quien soy.