Un día gris

Hay días en los que te sientes confundido, apagado, incomprendido, hay días en los que te sientes completamente sin fuerzas para hacer nada.

Esos días que llamamos grises, esos días en los que te gustaría quedarte en la cama y no volver a salir, solo por el hecho de que así no tendrás que hablar con nadie ni te sentirás obligado a sonreir, esos días en los que llorarías pero las lágrimas no te salen de ninguna manera y ni si quiera entiendes por qué tienes ganas de llorar.

¿Qué hacer en un día así? Porque la realidad es que tienes que salir de esas sábanas tan calentitas, que por muy desanimado que estés la vida sigue y tu tienes que ir a trabajar o a estudiar, que la alarma ya esta sonando desde hace quince minutos y si no te das prisa perderas el tren, ¿qué hacer?

Hay dos cosas que hago cuando verdaderamente no tengo fuerzas para nada mas, cuando parece que el día será gris incluso cuando ni si quiera llueve (y les aseguro que en Holanda llueve muy a menudo), dos cosas que pintan mi día gris con un poco de color.

Enciendo la música o escribo, la música tiene algo que me ayuda a encontrar el balance, pero escribir me anima, con palabras pinto mi día de color y me ayuda a seguir sonriendo.