¡Con sólo una sonrisa!

Muchas veces nos preguntamos ¿por qué luchar?¿Por qué luchar contra la muerte si de todas formas nos vamos a morir?¿Por qué luchamos si fracasamos?¿Por qué esperamos?¿Por qué corremos?¿Por qué vivimos?¿Por qué le rezamos a un Dios que no nos contesta? Millones de porqués sin una respuesta cierta. ¡Hasta que llega una razón para luchar! ¡Una respuesta! Una sonrisa. ¡Una sonrisa que nos cambia la vida! Que nos anima, que aunque fracasamos nos anima a levantarnos para fracasar otra vez, y otra y otra, hasta que lo logramos, ¡hasta que conseguimos vivir de verdad! Para que veamos que aunque ese Dios no nos contesta, ¡nos escucha! Un sonrisa que consigue volvernos locos y que nos hace correr kilómetros y kilómetros, y que anima nuestras locuras, una detrás de otra. Una sonrisa que te hace esperar aunque el mundo te diga que es demasiado tarde. Un sonrisa que nos quita todas las dudas en una fracción de segundo. Ocurre en un abrir y cerrar de ojos y su recuerdo, dura a veces para siempre. Mejor que un amanecer, un antídoto para cada mal o tristeza que hay en el mundo. Uno de los regalos más grandes que jamás alguien te pueda regalar. Un gesto simple y maravilloso que a pesar de todo te devuelve las ganas de luchar, de correr, de esperar, de rezar, de vivir, de ser feliz, y también de amar!